La observación de aves es una actividad al alcance de todos y puede llegar a convertirse en un modo muy gratificante de acercarnos al medio natural. Colores llamativos, comportamientos curiosos, diversidad de estrategias vitales, ubicuidad (intentemos pensar en un lugar al que podamos ir en el que no alcancemos a ver u oír alguna especie emplumada), su capacidad para volar…

Y es precisamente esta capacidad de vuelo, y de realizar grandes desplazamientos, la que en mi humilde opinión aporta a las aves su característica más fascinante y seductora, su imprevisibilidad. Las aves pueden aparecer prácticamente en cualquier lugar, pero, ¿lo harán? ¿Cuáles de ellas veremos? ¿Será hoy el día de nuestra primera golondrina dáurica del año, o de la primera águila pomerana de nuestra vida? Para una persona interesada en disfrutar de la naturaleza, y en concreto en la observación de aves, la partida nunca acaba.