Poseedor de un talento rico en recursos expresivos, dotado para fusionar lo lírico y narrativo, Bethoven Medina ha alcanzado la madurez poética con este notable poemario-himno Y antes niegue sus luces el sol. Con eficacia artística recrea la letra del Himno Nacional del Perú y diversos sucesos históricos de relevancia patriótica, a la vez acoge -diríamos, coralmente- frases de héroes, próceres y rebeldes, junto con poemas de reconocidos poetas peruanos. Digno heredero de los himnos de José María Arguedas, Alejandro Romualdo, el Antonio Cisneros de Comentarios Reales y el Tulio Mora de Cementerio General, se enlaza con los cantos líricos-narrativos de Marcial Molina Richter. Ricardo González Vigil. (2003).

Bethoven Medina recurre a desarticular el lenguaje y romper la estructura lógica del pensamiento racional, en una multiplicidad de referencias de sucesos y cosas. Este rasgo característico de su poesía, el caoticismo, el fragmentarismo, la enumeración, viene por tanto de canteras lejanas. Explorar en el texto de esta naturaleza exige procedimientos no convencionales, desacostumbrados y por lo tanto una reformulación del código habitual dado por el discurso poético que ha generado sus propias reglas. En el caso de B. Medina es una forma de escapar de la tradición, de renovarse en el texto, de avanzar y vivir, porque renovarse, como lo dijera Rodó, es vivir. Juan Paredes Carbonell. (2003).

Nunca, antes, tuve como hoy la impresión de que estamos ya ante el apolillado y desarmado andamiaje de lo viejo, que es, como decir, de lo aprendido, de lo dicho, de cuanto nos legaron o nos dejaron, como de todo lo tomado por nosotros: de las aguas cenagosas de la Patria y de América, de sus fuentes oscuras de tormento, de sus arroyos rotos en cristales de martirio; y todo ello, porque siento el Amanecer del Nuevo Verbo, la más reciente modulación original en Y antes niegue sus lucel sol. Julio Garrido Malaver (1978).