El trabajo de rafia sintética tiene la gran ventaja de satisfacer a todos por un igual. No es ni específicamente femenino, ni está limitado a ninguna edad determinada: los niños, los adultos, y los ancianos, encontrarán en él satisfacción y utilidad.
Se utiliza este material para gran número de objetos, pero aunque hace ya muchos años que está a la venta, no se ha generalizado mucho su uso para trabajos manuales, exceptuando las pantallas, uno de cuyos modelos damos en este libro. Ofrece, sin embargo, numerosas posibilidades de utilización, y el hecho de poderlo encontrar en todos los colores, aumenta, sobre todo, sus posibilidades de empleo, y el placer que se obtiene al trabajarlo.
Probablemente habéis hojeado este libro y habéis visto, por lo tanto, las ilustraciones. Si por casualidad, encontráis que algunos modelos son difíciles de ejecutar, conviene que os aclare que muchos de entre ellos han sido realizados en una casa de retiro para ancianos, en la cual yo me ocupo de organizar los ocios de los pensionistas. Una casa de retiro para ancianos era el lugar más indicado para intentar el trabajo de la rafia sintética. Incluso aquellas personas cuya vista se ha ido debilitando, no han encontrado ninguna dificultad, y nos hemos dado cuenta de que, con una técnica muy sencilla, se pueden obtener efectos muchas veces sorprendentes. Varios de los bolsos representados en este libro son la obra de una persona de 96 años de edad.
El material es agradable y los bonitos colores hacen el encanto, por consiguiente, de los niños, resultándoles, por lo tanto, el trabajo un verdadero placer. Por todo ello, la rafia sintética ha encontrado muy pronto su lugar en las escuelas. Con toda seguridad este libro revelará a los educadores y educadoras nuevas posibilidades de este bello material y, empezando a ejecutar los modelos bordados sobre cañamazo, los niños pronto se encontrarán en disposición de hacer trabajos debidos a su propia inspiración.
G. K.