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Matemáticas: la necesidad de contar y medir
En sus orígenes prehistóricos, el razonamiento matemático estuvo relacionado con necesidades prácticas de la vida, e impulsado por el ansia de conservación de la propiedad.
Muy que buscar los orígenes de la noción de número en la necesidad que tenía el hombre de contar las ovejas de su manada o los frutos de su cosecha.
A su vez, la invención de las medidas responde a la exigencia de medir las dimensiones de la tierra propia, cada vez que una inundación, como las que eran habituales en el Nilo, borraba los límites de los predios agrícolas.
Por eso, los nombres de las más antiguas disciplinas matemáticas son las palabras con las que los griegos denominaron el arte de contar, aritmética, y la técnica para la medición de la superficie de la tierra, geometría.
Pero, por algún motivo que se nos presenta oculto, aquellos usos del número estuvieron envueltos en un marco de misterio y magia, tanto entre los babilonios y los egipcios, como entre los chinos y los mayas.
En aquellos pueblos de la antigüedad, el manejo de los números era un saber secreto, sólo revelado a las clases que ostentaban el poder o a los dignatarios religiosos, El mismo sentido esotérico tuvieron los conocimientos matemáticos del casi mitológico Pitágoras. Este griego, que vivió en el siglo VI a. de C, enseñó el arte de los números que había aprendido en sus viajes por la India y el Egipto antiguo, en la isla de Samos, sobre las costas del Asia Menor, y luego en Crotona, al Sur de Italia. En la tierra de los caldeos, la que seguramente visitó, reinaba por entonces el famoso Nabucodonosor con su corte de sabios.
Con el tiempo, los conocimientos matemáticos crecieron a la par de la capacidad de ubstracción de los filósofos (palabra ésta inventada por el mismo Pitágoras) puesto que ellos fueron los encargados de desarrollar el arte del cálculo y la medida, de modo que sirvieran para expresar en forma numérica las leyes y los principios de otras ciencias. (...)
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Isaac Newton, PitágorasEdition | Availability |
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Set Estudiantil Larousse: Física
1980, Librairie Larousse
Hardcover
in Spanish
958280338X 9789582803384
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The Physical Object
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La Física: Observación y Experimentación
Hasta que Galileo, Bacon, Descartes y luego Newton no establecieron las bases de la Física como ciencia, la luz, el calor, el movimiento, el sonido, la electricidad, el magnetismo y la radiactividad eran fenómenos casi desconocidos o apenas descritos por lo que se denominaba hasta entonces filosofía natural.
Veinte siglos transcurrieron desde la vida de Aristóteles hasta la de Galileo. La prolongada época en la que el conocimiento de los fenómenos naturales estaba limitado a todo aquello que era perceptible a simple vista. Se describía todo lo que era observable en la dimensión de los sentidos, y se eludía toda explicación que no fuera el fruto de la reflexión filosófica o de una creencia religiosa.
Con la introducción de la experimentación como método adecuado para hacer observaciones múltiples y en condiciones controladas de un mismo hecho, Galileo y sus contemporáneos definieron la tarea de la ciencia física y delimitaron los métodos que le eran propios.
El genial italiano de Pisa, a quien se atribuye la famosa frase E Pura si muove (Y sin embargo se mueve) como respuesta a quienes lo acusaban de herético, escribió en una de sus obras: La filosofía se halla escrita en el Universo, ese gran libro que tenemos constantemente abierto ante los ojos. Palabras éstas con las que señalaba los nuevos caminos por los que debía transitar la ciencia.
Ya no más discursos especulativos para dar razón de los fenómenos naturales; el siglo XVII que se iniciaba habría de dar su lugar a la observación controlada y a la experimentación para estudiarlos científicamente. Por ese camino se descubrirían las leyes que rigen en el Universo para todos los cuerpos, desde los celestes tan lejanos, hasta los infinitamente pequeños.
El inglés Newton, que por extraña coincidencia nació en el mismo año de 1642 en el que moría Galileo, avanzó todavía más cuando afirmó: Los mismos efectos deben atribuirse, en la medida de lo posible, a las mismas causas. Por eso entendía que su teoría de la gravitación podía aplicarse, más allá de la caída de los cuerpos en la superficie de la Tierra, al movimiento de los astros en el Universo.
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Feedback?May 7, 2012 | Edited by Jorge Reinaldo Galindo | new description |
May 6, 2012 | Edited by Jorge Reinaldo Galindo | new features |
May 6, 2012 | Edited by Jorge Reinaldo Galindo | new features |
May 6, 2012 | Created by Jorge Reinaldo Galindo | Added new book. |