Somos lo que podemos ser: ni cuanto queremos, ni cuanto decimos. Diego Fonseca descorre en El último comunista de Miami las máscaras que hombres y mujeres moldeamos para jugar a la vida. Un capitán mercante que cuestiona moralidades entre góndolas de supermercado. Banqueros que practican el socialismo financiero y la estafa. Punks de lujos y camisas A&F. El heredero de una revolución que sólo quiere jugar Halo. Diego Fonseca fotografía la miseria de historias personales comunes con un gran angular. Relatos con profundidad de campo que revelan las impostaciones con que nos defendemos —y atacamos.