LA BELLEZA MARCADA POR LA FAMA
En una carrera casi centenaria que no sufrió períodos de decadencia, la obra de Ticiano rompe tradiciones y abre caminos.
Dentro de un recorrido paralelo al de la historia de su tiempo — cuando la austeridad de la Contrarreforma sigue a la licenciosidad inicial del Renacimiento —, la trayectoria personal de Ticiano evoluciona de una fase más luminosa y sensual — inspirada fundamentalmente en la mitología clásica—a una fase de predominio de temas religiosos, de mayor riqueza de detalles, de vigoroso movimiento dramático, de composiciones frecuentemente asimétricas y de tonos sobrios, precursora del Barroco, vacilante entre la exaltación y la mortificación de la carne.
Muy pocos artistas llegaron a ser tan célebres y estuvieron tan libres de preocupaciones materiales como Ticiano. En la Venecia del Cinquecento, su figura se destaca portentosa, cortejada por reyes y emperadores, solicitada por una sociedad culta y refinada. Con menos de veinte años, Ticiano es invitado por Giorgione (c. 1473/8-1510) a colaborar en la decoración del Fondaco dei Tedeschi, lonja de comerciantes alemanes a orillas del Gran Canal de Venecia.