Si en algo coincide la inmensa mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas es en la notable decadencia de valores que lamentablemente se ha expandido a todos los sectores y actores sociales.

De mi parte, no tengo la menor duda de que el factor que más ha incidido en la crisis de todo orden que sufre el país, está determinado por la creciente inmoralidad que ha terminado por contaminar al conjunto de la sociedad ecuatoriana. Lo que posibilita que corruptos y corruptores paseen su desvergüenza sin temor alguno, sabiendo que la permisividad social y la impunidad que prevalecen en el Ecuador, por la ausencia de una confiable administración de justicia, ha traído como consecuencia la desmoralización de una sociedad que no es capaz de reaccionar despreciando al inmoral y que, inversamente, lo eleva a la categoría de persona «exitosa». Es decir, no existe lo que antes existió, aquella sanción cívica para el pícaro que perjudica a los demás, que se reflejaba en el desprecio y aislamiento que le hacía la sociedad, que sí valoraba lo que significaba la dignidad; sanción ciudadana que compensaba de alguna manera la falta de sanción de una administración de justicia que siempre fue históricamente relativa y sujeta a todo tipo de influencias.

El Dr. Alfonso Mora Bowen conoció muy joven, después de terminar su carrera de abogado, la triste realidad de una política nacional dominada por el tráfico de intereses desprovistos del más mínimo patriotismo, abierto a toda clase de componendas y pactos vergonzosos de “toma y daca”. Aquello lo llevó al Dr. Mora Bowen, autor de la obra Educación Cívica Escolar, a pensar en educar cívica y ciudadanamente a quienes representan la reserva futura de la Patria, niños, niñas y adolescentes. Por eso se empeña en escribir con la mayor vehemencia un texto que sirviese primero a los niños de escuela (en esa época primaria, educación básica ahora) para posteriormente ampliar su libro a los estudiantes de bachillerato. Criterio sin duda acertado de su parte, que lo había robustecido cuando a raíz de una breve experiencia política tenida al recién egresar de la universidad, que lo llevó a ser Secretario General de la Asamblea Constituyente de 1939, vivencia que lo hizo concluir que era preferible optar por realizar estudios de posgrado en Michigan, Estados Unidos, con lo cual enriqueció su acervo de conocimientos y le posibilitó adquirir una mejor visión de la realidad mundial. Aquel viaje le permitió tener una mayor seguridad en su criterio sobre las causas de los males nacionales, criterio que actualmente resulta más válido que nunca: no es posible mejorar nuestras condiciones de vida, si no contamos como sustento fundamental, para que ello sea posible con una buena y orientadora educación cívica o ciudadana.

Estamos equivocados si creemos que nuestros dirigentes políticos (en su mayoría politiqueros de muy bajo nivel de formación), prometen cosas que no saben. Admito que es posible que carezcan de conocimientos adecuados de lo que significa la verdadera Ciencia Política o de Estado, pero de lo que no tengo dudas es de que sí saben perfectamente que pueden engañar con demagogia de mal gusto a un pueblo empobrecido, huérfano de la debida formación u orientación sobre la verdadera realidad del país. De ahí surge lo imperioso que resulta educar cívicamente a ecuatorianos y ecuatorianas, principalmente a los educandos de los niveles primario y secundario que, con nueva mentalidad, construyan una sociedad renovada en actitudes y conductas.

Por haber conocido al Dr. Alfonso Mora Bowen y tenido la suerte de haber compartido varias tertulias con él, supe de su integridad como hombre idealista, dueño de un espíritu robustecido, de permanente e invariable lucha por que resplandezca la justicia. De una alma que se encendía cuando pensaba en su patria escarnecida por las acciones de mentirosos y rateros de toda calaña. Por todo ello es que celebro y aplaudo con subida emoción, la decisión del Grupo Cultural Manta de promover la reedición del libro Educación Cívica Escolar y volver a convertirlo en texto necesario y obligatorio en la educación de niños, niñas y adolescentes ecuatorianos y ecuatorianas.

Una sociedad no puede vivir con una salud social sana y escoger el camino adecuado para transitar en su ruta hacía un mayor bienestar, sin que quienes la conforman desconozcan criterios fundamentales sobre sus derechos y garantías personales, sobre obligaciones y responsabilidades de las instituciones del país del que es ciudadano. Cómo se organiza el Estado del que es nacional, cómo se lo gobierna y administra, en definitiva cómo se establecen derechos y deberes de gobernantes y gobernados para vivir civilizadamente. Sin duda, el texto que tengo el agrado de presentar contribuye con el propósito de una mejor formación de los (as) ciudadanos (as)”.

Medardo Mora Solórzano