El grafiti ha sido uno de los medios de expresión claves del siglo XX. SI el grafiti neoyorquino es la formulación grafitera por excelencia de la edad contemporánea, Madrid acoge desde los primeros 80 algunos de los focos europeos más interesantes de esta clase de grafiti. Este libro representa una mirada analítica y comprensiva hacia la génesis y el desarrollo inicial de este movimiento en Madrid, en una investigación que va más allá de lo superficial sobre ese mundo del grafiti que se sumerge, pese a su cercanía, en la clandestinidad social y en la oscuridad histórica.

La escena madrileña acoge desde los primeros 80 algunos de los focos europeos más interesantes de esta clase de grafiti. Chavales de la periferia de la capital de Madrid o del sur y este de la corona metropolitana emulan entre el desconocimiento absoluto y la admiración documentada a esos primeros escritores del gueto neoyorquino. La autoafirmación, la rebeldía, el descubrimiento del medio urbano que les alberga, la lucha contra un mundo hostil, la pasión creativa, la construcción de lazos afectivos, la superación personal, la competición o el reconocimiento son algunos de los motores de su acción. Una acción cuyos efectos se dejan sentir aún en el tejido urbano, tanto física como humanamente, aunque el grafiti se viva hoy en día de otra manera a como en aquellos tiempos pioneros.

Este libro representa una mirada analítica y comprensiva hacia la génesis y el desarrollo inicial de este movimiento en Madrid. Así, nos embarcamos en una investigación que va más allá de lo superficial sobre ese mundo del grafiti que se sumerge, pese a su cercanía, en la clandestinidad social y en la oscuridad histórica. Un mundo marginal donde el delito y la creatividad artística se combinan para construir los sueños de libertad de unas personas inquietas y ávidas de sensaciones. Un movimiento que se renueva, resiste y fortalece desde las más básicas necesidades humanas: la consciencia de la existencia de uno mismo y la comunicación.