“Me llamo Salmon, como el pez; de nombre, Susie. Tenía catorce años cuando me asesinaron, el 6 de diciembre de 1973”

Así comienza una fascinante historia, que cuenta la desgraciada de una joven de 14 años que fue brutalmente abusada, asesinada y descuartizada por su vecino, ese del que nadie sospecha. La trata gira alrededor de la perspectiva de Susie, quién en primera persona y desde lo que ella llama su cielo, un lugar de paso donde esperan los muertos con cuentas pendientes a resolver sus ataduras y entrar al verdadero cielo donde olvidan todos sus recuerdos. En el cielo de Susie estaban todas las cosas que le gustaban, incluso ese peculiar olor a mofeta, cosa que disfrutaba mucho en la tierra. Mientras tanto en la tierra, la familia de Susie se desmoronaba a partir de la tragedia y Susie desde arriba mirada sin poder interferir. Según pasaba el tiempo, para Susie se hacía evidente que el mundo no se detendría porque ella no estaba; y que todo, absolutamente todo, seguía retomando su curso.

El libro está escrito en un lenguaje un tanto crudo y algo morboso, lo que me encanta porque hace que te horrorices pero que al mismo tiempo no puedas soltar el libro. El libro contiene 348 páginas y en lo personal lo tengo en carpeta dura. Tengo que confesar que no lo soltaba, iba conmigo a la sala, a la habitación, a la universidad, a la playa, a todos lados. Logró capturar tanto mi atención que con el poco tiempo que disponía lo leí en dos días y medio. Te describe perfectamente los personajes, su forma de ser, el ambiente, casi vez a su padre haciendo los barquitos en los frascos y la escena del perro y lo que encuentra (no puedo decir que porque es spoiler) te da escalofríos de solo imaginarla. En lo personal, considero que es una historia muy completa, donde no falta nada: la amiga extraña, el villano, un padre amoroso, la hermana celosa y por supuesto, un libro que se respete no puede dejar de tener una historia de amor.