En Vertiginosa inmovilidad, Horst Kurnitzky nos revela de qué manera se han confabulado las nuevas tecnologías con la economía neoliberal y las actuales políticas de expansión ilimitada, para cambiar las reglas del juego en favor de ciertas clases sociales en unas cuantas naciones. Su visión es privilegiada, y sus observaciones, contundentes. Representan una llamad de atención que los países en desarrollo no pueden darse el lujo de desatender, pues sólo comprendiendo y dominando las nuevas reglas, habrá posibilidades de algún día competir en igualdad de circunstancias, de hacer valer nuestra propia cultura. De otra forma, nos convertiremos en meros proveedores de mano de obra para los países dominantes, y consumidores de los productos y desperdicios que ellos se dignen.